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Monte Bromo

Gunung significa Monte, así que no es dificil entender que estamos ante el Monte Bromo.
Se ubica en la zona oriental de Java (la 2ª isla más grande de Indonesia). La ciudad grande más próxima a él es Surabaya. No se sabe cuantos habitantes tiene Surabaya, pero ronda los 8 ó 10 millones. Pequeñíta ¿verdad? Surabaya es un caos en cuanto a tráfico, infraestructura, etc y además bastante peligrosa, pero no os preocupéis, porque el Monte Bromo se encuenta a unas 3 horas y media en coche.

El viaje hasta la falda del volcán es tortuoso y largo. Al principio una carretera muy transitada hasta que se gira a la derecha para empezar la preciosa subida por una estrecha carretera contemplando la vegetación y la pobre agricultura de los pueblos que salpican el trayecto.
Los alojamientos en la falda del volcán no son para nada lujosos. Nosotros nos alojamos en Lava View, que pasa por ser uno de los mejores (4 estrellas) que consiste en una suerte de bugalows de madera con techo de bambú, desprovistos de calefacción (la temperatura por la noche es muy baja) y con un baño bastante poco higiénico. Pero suficiente para lo que uno pretende en este viaje, que no es más que un techo y un lecho para descansar unas horas, porque el camino debe comenzar al punto de la mañana. El objetivo, alcanzar un mirador para contemplar la salida del sol y los volcanes de la zona.

Se puede subir a pie, a caballo o bien en todoterreno. Para esto último se aconseja alquilar el servicio completo con el chofer. Los coches son auténticas reliquias con el velocímetro estropeado y los chóferes son de lo más peculiar. Eso sí, a oscuras, con el cristal empañado, rodeados de otros todoterrenos y por una subida llena de rocas, despeñaderos y montículos son capaces de emular al mejor Peterhansel en el París-Dakar.
Después de aproximadamente una hora se llega a la zona del mirador. Allí una serie de puestuchos te venden recuerdos, abrigos, gorros, mantas (hace un frio considerable), pañuelos (los humos de los volcanes pueden hacer el ambiente irrespirable), tés, cafés, ....

Desde el mirador se contempla una espléndida vista del volcán Bromo y del más imponente Semeru al fondo. Otra suerte de volcanes se divisan. Nosotros tuvimos la suerte de ver muchos de ellos en actividad, expulsando fumarolas contínuamente.
La salida del sol no es muy espectacular, pero permite ir descubriendo poco a poco cómo se va la bruma que rodea la falda del Bromo para descubrir un templo perdido y una enorme esplanada que separa los alojamientos del monte.

Conforme se va haciendo la luz el paisaje se vuelve más maravilloso. En mi opinión ha sido lo más bonito de mi estancia en el país.
La bajada se hace más corta, pudiendo parar en diversos miradores para sacar la tan ansiada foto. Los todoterrenos te llevan hasta la esplanada antes del volcán. Allí, los porteadores a caballo te están esperando como agua de Mayo para sacar unos pocos miles de rupias (1€ apxox. 1.200 rupias). No obstante, si estas un poquito bien, puedes hacer todo el trayecto a pie hasta la propia falda donde unas 280 escaleras te permiten acceder al cráter.

La vista desde el cráter vuelve a ser espectacular. Ante ti las fumarolas contínuas, los olores sulfurosos, ... y tras de ti toda una esplanada de desierto con un pequeño templo vacío y perdido y rodeado de más volcanes y montañas (incluida la del mirador).
Justo al lado del Bromo se encuentra otra prominencia ya muerta en la que se ven perfectamente los efectos de las coladas de lava de anteriores erupciones.

El monte Bromo está a 2.392 metros y desde el puede verse imponente el Semeru (más activo y peligroso a mas de 3.000 metros).
Las leyendas son muy típicas en Indonesia, y como no iba a ser menos este volcán tiene la suya:

Se dice que una vez hubo un joven enamorado de una princesa que no quería casarse con él. Para ganar su amor, el joven debía cavar un lago en la boca del volcán en una sola noche. Cuando casi tenía ya conseguida la hazaña, un rival celoso engañó a un gallo para que anticipase la llegada del nuevo día. Victima de la trampa el joven no pudo conseguir su reto y murió de pena dando origen así al cráter y al monte Batok que se supone está formado por la arena que el joven extrajo.
La realidad es que el monte Bromo responde a una erupción volcánica, no obstante para los habitantes de la zona este es un lugar sagrado al que al menos una vez al año acuden con ofrendas para adorar a sus dioses.